“Todo camino del hombre es recto en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los corazones”
Proverbios 21:2
Si hiciéramos una encuesta acerca de si las personas creen que están haciendo lo correcto o lo bueno, creo que el porcentaje de personas que responderían afirmativamente sería muy alto, probablemente cerca del 90 %. Sin embargo si hiciéramos esta misma encuesta en la iglesia con seguridad el porcentaje subiría cercano al 100 %.
Como seres humanos somos orgullosos y muchas veces confiamos plenamente en nuestras capacidades y decisiones. Nuestra sabiduría y emociones nos llevan a vivir de una manera que a nuestros propios ojos parece buena, pero que no lo es.
En otras ocasiones actuamos de una manera buena, sin embargo nuestro corazón no es el correcto, nuestra motivación o intención no es agradable a Dios, aun cuando lo que hagamos parezca serlo. Tal vez exteriormente sea algo bueno pero nuestro corazón no está bien, y aun cuando podamos engañar a las personas, Dios conoce nuestro corazón y las intenciones que hay en él.
El corazón humano es engañoso, el profeta Jeremías lo escribió: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9. Nuestro corazón nos puede engañar, podemos pensar que actuamos de una forma agradable a Dios tan solo por sentirlo, cuando realmente va en contra de lo que Dios quiere.
Dios es el único que conoce los corazones y los escudriña profundamente. Él sabe si actuamos de una manera, pero nuestro corazón esta mal, o si estamos siendo engañados por nuestro corazón y emociones. Tal vez nuestro camino parezca recto, pero solo el Señor puede mostrarnos si es real o no.
Nuestra relación con Dios es vital, de manera que no seamos engañados por nuestro corazón, actuemos con un corazón sincero, y seamos limpiados por su Palabra cada día.
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno”
Salmos 139:23-24
Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno”
Salmos 139:23-24
Juan Carlos Ocampo