Sabiduría - 1 Reyes 3.16-28


“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”
Santiago 1:5
Cuanto la gente habla de sabiduría comúnmente viene a su mente el nombre de Salomón, aun aquellas personas que no conocen la Biblia han escuchado acerca de Salomón y su sabiduría. Esto obviamente no es inmerecido, Dios mismo dijo que nunca hubo o habrá alguien con la misma sabiduría que Salomón cuando este pidió un corazón entendido en lugar de riquezas y largos días.
De igual manera muchas personas recuerdan la historia en la cual Salomón manda a cortar un bebe por la mitad para saber cual de dos mujeres era la verdadera madre del niño, muchos nos hemos asombrado ante tal juicio al igual que lo hizo todo Israel.
Dios nos dice a través de la carta de Santiago que podemos pedir sabiduría, y que Él la dará abundantemente y sin  reproches, además la Biblia nos dice que el principio de la sabiduría es el temor a Jehová (Proverbios 1.7). De manera, que puedo acudir a Dios en busca de sabiduría y Él me la dará, para así saber como vivir una vida agradable a Dios y tomar decisiones con un temor reverente hacia Él.
Sin embargo, no basta con tener sabiduría, es necesario también tomar decisiones conforme al conocimiento que Dios nos da de como debemos vivir nuestra vida, de igual manera no es suficiente con vivir sabiamente en un solo aspecto, sino que la sabiduría debe ser practica en la totalidad de nuestra vida.
Salomón era el hombre más sabio, sabiamente juzgo al pueblo de Israel, tristemente no fue igualmente sabio en algunas de las decisiones que tomo en su vida personal, lo cual llevo a que se alejara de Dios paulatinamente y empezara a adorar a otros dioses, incluso él mismo lo reconoció en el libro de eclesiastés. Salomón fue un hombre sabio no hay duda de eso, sin embargo, no vivió completamente esa sabiduría, pidió sabiduría pero no tomó todas sus decisiones respecto a esta. De igual manera, nosotros podemos pedir sabiduría, pero no basta con pedirla hay que aplicarla como nuestro estilo de vida para agradar a Dios. 

Juan Carlos Ocampo